miércoles, 1 de noviembre de 2017

Navegar el todo y la nada.


Perderse en torrentes de nada, nadas que son todo y no los todos que ya son nada. 

La calma de vivir, de ver como pasan a tu alrededor el mundo y las maravillas del entorno. La dificultad que conlleva pararse a observar, pararse a sentir y poder disfrutar todas esas cosas. 

Volver a contemplar y volver a navegar por el deseo de mimetizarnos en las experiencias y sumergirnos en cada suspiro de vida.

2 comentarios:

  1. Un paisaje auténtico, sin artificios. Para quedarse un buen rato contemplándolo.
    Un abrazo.

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  2. Una marina atractiva y minimalista incluso en la gama tonal que le otorga mucha suavidad.
    Un abrazo,

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