
Cada vez que veo esta foto siento su sabor en mi boca, soy capaz de recordar todos y cada uno de los mordiscos que le di. Completamente artesanal, de una pastelería en Fuengirola.
El fotógrafo transforma parte de la vida en materia, materia con esencia propia. El que observa sin embargo, transforma esa forma sustancial en vida, por medio de su imaginación. Os animo a alcanzar las realidades que yo ya alcancé.